Tras la presentación del Estudio sobre Movilidad de Género en Irun, por parte de su autora, Inés Sánchez de Madariaga, Directora de la Cátedra UNESCO de Género y profesora titular de Urbanismo en la Universidad Politécnica de Madrid, el pasado lunes observamos que los planteamientos que hace Sánchez de Madariaga nos ponen frente a una realidad en la que la que constatamos, una vez más, que la conciliación no es real: nos planteaba la diferencia de utilización de vehículos en ciudad por parte de los hombres y las mujeres. Los primeros lo utilizan para desplazarse al trabajo y al ocio. Las mujeres, por el contrario, para conciliar.
Ante esta realidad presentada por una experta en el tema, no podemos entender cómo las políticas, mujeres, que intervinieron tras ella, que fueron Marisol Garmendia (Diputada de Movilidad del PSE) y Arantxa Letudiondo (Viceconsejera de Ordenación del Territorio, del PNV) pueden afirmar que éstas mujeres deben hacer sus desplazamientos en bici o andando. Entiendo que no tienen hijos o mayores a su cargo, o no se ocupan de ellos, porque es imposible ir a trabajar, al salir hacer la compra y recoger a los niños del colegio y llevarlos a extraescolares, y hacer todo esto en bicicleta.
Entendemos que los coches contaminan. Nadie puede poner en duda nuestro compromiso con el medio ambiente. Pero no podemos criminalizar el uso del vehículo particular cuando se hacen verdaderos malabarismos para llegar a todo. Nadie te puede condicionar el dónde tienes que hacer la compra, dónde llevar a tus hijos al colegio o a extraescolares, ni por supuesto, con quién te tienes que relacionar, por eso no entendemos el planteamiento de estas mujeres de que la vida se debe hacer en el barrio y que las nuevas urbanizaciones deben ser completas para evitar el uso del vehículo. Señoras, no mezclemos churras con merinas, y busquemos soluciones reales para el gran problema de esta sociedad: la conciliación.”